La experiencia de Diego, un hombre de 86 años de Quillota, con la empresa Falabella, es un claro ejemplo de la ineficiencia y la falta de consideración hacia el cliente que, lamentablemente, se ha vuelto común en nuestra sociedad.

Diego realizó una compra en Falabella Alto Las Condes el 3 de mayo de 2024, pero debido a un error en el sistema de la tienda, tuvo que anularla. El problema surgió cuando, a pesar de haber anulado la compra, no le devolvieron el dinero. Diego tuvo que hacer un reclamo telefónico el 29 de mayo y, como si no fuera suficiente, tuvo que viajar desde Quillota hasta Santiago para resolver el problema en persona.

Esta situación ya es lo suficientemente frustrante, pero lo que realmente agrega sal a la herida es que, a pesar de haber proporcionado todos sus datos y haber hecho el reclamo en persona, Falabella aún no le ha devuelto su dinero. Es más, le han pedido que vuelva a la tienda, a pesar de que él ya explicó que no vive en Santiago y que tiene 86 años.

El caso de Diego pone de relieve un problema más amplio: la falta de respeto hacia los consumidores y la aparente indiferencia de las empresas hacia sus problemas. ¿Por qué debería Diego, o cualquier cliente, tener que pasar por tantos obstáculos para obtener un reembolso que es legítimamente suyo? ¿Por qué se le pide que haga un viaje tan largo, a su edad, para resolver un problema que fue causado por la empresa?

Es evidente que Falabella, y otras empresas que actúan de manera similar, necesitan revisar sus políticas y mejorar su servicio al cliente. No es aceptable que los clientes sean tratados de esta manera, y es hora de que las empresas asuman la responsabilidad de sus errores.

Margarita A.I.
Reclamos.cl